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Depuración del hígado


El propósito de depurar un órgano pasa por entender la tendencia natural que el órgano tiene en su fisiología específica. Así pues, el hígado tiene la tendencia de estancar sangre en su árbol venoso, estancar enzimas, estancar grasa intracelular y acumular líquido extracelular. La congestión que supone estos estancamientos, genera lesiones en el órgano que pueden ir del edema a la inflamación, a la necrosis celular y a la fibrosis venosa.

Desde luego estas lesiones son más frecuentes cuando una patología de corazón como la insuficiencia cardiaca derecha complica la función hepática y de modo especifico en cualquier tipo de hepatitis o enfermedad viral hepática. Se establece entonces una necesidad de cura del órgano que siempre debe pretender depurar , en primer lugar.

Ahora bien, una congestión pasiva más leve se da siempre que las transaminasas están algo elevadas, siempre que se ha bebido siquiera sea moderadamente alcohol, siempre que se han utilizado fármacos (como paracetamol y otros) y siempre que hay desórdenes alimenticios.

A estas agresiones se suman las que como órgano pantalla de todas las emociones estresantes que el ser humano padece, representa el hígado. Esta facultad del hígado para bloquearse frente a la menor angustia y constituir una estrategia de defensa en todo el organismo representa un episodio psicosomático fascinante y poco precisado fuera del ámbito de la Clínica Biológica.

Lo cierto es que cualquier tipo de stress bloquea leve pero sutilmente la fisiología general hepática para disponer al organismo entero a una atención extrema en la solución del agobio estresante. Así pues, se trata de un mecanismo fisiológico normal y saludable.

Ahora bien, si el stress se repite una, diez y mil veces tal y como la vida actual lo condiciona, el hígado bloqueará crónicamente su actividad y predispondrá entonces una determinada congestión enzimática y más aún predispondrá a múltiples patologías dentro y fuera del hígado.

En Medicina Tradicional China se describe este síndrome como Estancamiento de Qi de Hígado y requiere una comprensión, por parte de todo terapeuta, de sus síntomas, señales y signos.

Por tanto, el objetivo de depurar el hígado salta a la vista que no lo alcanzaremos con una “infusioncita” de cardo mariano, boldo, alcachofa, etc., sino reuniendo las familias de plantas adecuadas para drenar el edema, el exceso sanguíneo, la mucosidad, el probable tejido granulomatoso presente y el estancamiento enzimático que acabamos de describir.

De este modo debemos utilizar:

Para drenar la sangre estancada del hígado: Ruibarbo, Bupleure, Salvia y Angélica .
Para drenar las enzimas estancadas: Peonía, Ruibarbo, Bupleure .
Para mantener el estatus funcional: Boldo, Cardo Mariano, Azahar, Scutelaria .
Para drenar la agresiva acumulación mucosa: Mandarina, Bambú, Angélica .
Para sostener la vitalidad hepática agobiada por disfunciones glandulares (Vacío de Yin ): Remania, Grosellero Negro .
Como vemos, no es tan simple garantizar una depuración hepática. Conseguirlo supone un “milagro” preventivo y curativo reservado al naturismo clínico científico. Un “milagro” perseguido con pasión por la fitoterapia hospitalaria China durante décadas y finalmente consensuado con los principios que hemos dicho.

La percentilización de cada planta en el preparado final garantiza la capacidad de depurar y regenerar el hígado. Es utilizada en millones de enfermos hepáticos en China y países de su entorno cultural.

En España constituyen los siguientes productos: BASE-DEFINIDA 15 y BASE-DEFINIDA 15A.